El 16J nos
vemos!
Por Jesús Castellanos Vásquez
Al momento de comenzar a escribir
estas líneas recordé un debate sobre democracias representativa vs
participativa en el que me tocó intervenir como estudiante en el Magister en
Gestión y Políticas Públicas de la Universidad de Chile en 1998. En aquel
momento, nuestra Constitución vigente (1961) era de tipo representativa a diferencia
de la Carta Magna colombiana, aprobada en 1991, la cual incorporaba importantes
elementos de participación ciudadana tales como consultas populares y el voto
programático. Por un hecho meramente aleatorio me correspondió defender el
modelo representativo y si bien expuse elementos favorables, por ejemplo, que frente
a sociedades modernas es prácticamente imposible consultar a todos en todo
momento, la famosa tiranía de la mayoría, la facilidad que la representación
define en la toma de decisiones del Estado, el ejercicio del gobierno en manos
de quienes “más saben”, y por último, que el esquema representativo no excluye
necesariamente la participación, no dejé de pensar por un momento en la obra
seminal de Putnam “Making democracy work’”[1]
y su constatación de dos “Italias”, la de norte y la del sur, visiblemente
diferenciadas, entre otras razones, por la cultura cívica y los efectos que ésto
generaba.
Una democracia es incompleta y
funciona mal si se erige únicamente como un procedimiento de delegación del
poder a través del voto. La actuación ciudadana en la esfera pública es
fundamental para fortalecer este tipo de sistema político, noción que defiendo incluso
ante decisiones altamente controversiales y hasta posiblemente perjudiciales como
lo ocurrido en el Reino Unido con el Brexit, el referendo de paz colombiano,
las votaciones por candidaturas radicales de ultra izquierda o derecha o por
ofertas populistas. Un régimen, a mi juicio, es realmente democrático si
refleja fielmente el sentir de la gente y para ello, el voto es solo una de las
posibles vías, asunto, vale destacar, que fue recogido nítidamente en el
espíritu y articulado de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV) de 1999, al establecer diversos mecanismos de participación, a
saber: consultas, asambleas, iniciativas de Ley, por citar algunos.
En ese marco y frente a la existencia
de un régimen caracterizado por las claras violaciones al hilo constitucional; inexistencia
de separación de poderes; feroz represión (decenas de muertes, presos
políticos, torturas); atentado contra los DDHH; negación de elecciones, etc.,
los venezolanos tendremos el próximo 16 de julio el derecho a concurrir a un
plebiscito, consulta inédita no solo por su naturaleza sino porque ha sido
organizada por el partido Mesa de la Unidad Democrática (MUD), junto a la sociedad
civil y con el apoyo del Poder Legislativo Nacional en vista de la evidente
subordinación del Consejo Nacional Electoral, órgano con competencia directa en
materia de elecciones y consultas, al ejecutivo nacional, amén de su demostrada
adhesión a la dictadura.
Dentro y fuera de las fronteras se
nos ha convocado para dar nuestra opinión acerca de la Asamblea Nacional
Constituyente Comunal, instancia violatoria de la CRBV y peor aún, contraria a
la soberanía del pueblo, así como sobre la Fuerza Armada Nacional y su deber de
obedecer y defender nuestro marco jurídico y, la necesidad de renovar las
autoridades de los poderes públicos nacionales como consecuencia de unas
verdaderas elecciones libres y limpias, tema que como he mencionado en
artículos anteriores[2]
no se ha cumplido en Venezuela desde hace muchos años. No queda duda que es un
ejercicio de democracia, soberanía, libertad, pero más que todo, de preocupación
por el futuro, y ¿por qué no decirlo? de verdadero amor a la patria.
Para concluir, este proceso es constitucional gracias a que nuestro sistema es, conforme a la CRBV, participativo y protagónico (Exposición de motivos, artículos 5,6, 62,70) y porque además, de acuerdo a los artículos 131, 333 y 350, todos y cada uno nosotros somos responsables, vigilantes y defensores de su debido respeto. No perdamos la oportunidad de rescatar la democracia y la libertad en nuestro país.
[1] Putnam, Robert.(1993).
Making democracy work. Princeton
University Press. http://hbanaszak.mjr.uw.edu.pl/Software/CapTxt/Literatura/Putnam_1993_MakingDemocracyWorkCivicTraditionsInModernItaly.pdf